Una de las artes que me encanta degustar pero no preparar, es la de la cocina. Menos mal uno de los check points que tuve antes de casarme no era el rendimiento en la cocina, porque ese, indudablemente, no lo hubiera pasado.
Cocinar en pareja o con instrucciones claras ya es otra cosa. A mí dime cómo hacerlo, dame los ingredientes listos y yo así sí te lo preparo. Cuando la cocina se convierte en una actividad social, es cuando es divertida. Eso es lo bueno de las clases de cocina que ofrecen por un día: te dan los ingredientes que necesitas, te muestran cómo hacerlo y si estás perdido o a punto de arruinar tu manjar, hay alguien que viene a tu rescate.
Lo importante, al final del día, es que disfrutes comiendo lo que preparaste. Así tal cual fue la clase que tuvimos hace unos días aquí en Seúl.
Unos amigos de Estados Unidos vinieron de visita. Ella es nutricionista y le apasiona conocer sabores locales. Él es un tech guy, como mi esposo, y juntos les gusta aprender a preparar platos típicos de los lugares a los que visitan. Resultamos entonces yendo a una clase los 4, a las 4pm de un viernes.
Una clase en la cual aprenderíamos 3 platos:
- Kimchi Stew
- Stir Fried Glass Noodles
- Spicy Stir Fried Pork
La chica que nos dio la clase era coreana, pero como había trabajado como escritora de viajes para varias revistas, su inglés era bien bueno. Me contó que aquel trabajo no le había parecido tan glamoroso como parece y había decidido dejarlo a un lado para abrir un estudio de cocina. Cookorean se llama el estudio. Da clases todos los días, aveces dos al día. Ahora sí se ve que está contenta con lo que hace.
Me confesó que recientemente varios grupos habían cancelado sus viajes a última hora por miedo a la situación con Corea del Norte. Eso es lo que pasa hoy en día con las noticias: allá afuera lo hacen ver como sí aquí estuviera grave la cosa con eso de Corea de Norte, aunque aquí la vida siga común y corriente.
Fuimos a un mercado a comprar los ingredientes. El mercado era un espacio parcialmente abierto, con un corredor que parecía infinito. A cada lado habían locales con especias, frutas, verduras, ajo, cebolla, kimchi, carne, pollo, tofu y vida de mar que todavía se movía. Eso sí es indispensable ir con un lugareño, porque el inglés (u otro idioma) es inexistente.
La casa de ella, lugar donde tiene el estudio, quedaba al final de una calle estrecha y algo empinada, a unos 5 minutos del mercado. Nos quitamos los zapatos al entrar, nos pusimos unas pantuflas y un delantal. ¡Qué chistoso fue ver a los dos hombres con delantal verde y pepas rosadas!
Kimchi Stew
Empezamos a cocinar el Kimchi Stew (Kimchi Jjigae 김치찌개 en coreano) a las 5pm. Uno de los ingredientes de la comida coreana son las anchoas, unos pececitos secos que se usan para condimentar y para dar sabor a las sopas. Nos tocó limpiarlas y sacarles aquello que tienen por dentro. Creo que fue el paso más aterrador de toda la clase.
La profe nos dio un catálogo con la receta de cada uno de los platos. Me pareció tan bien elaborado que hasta foto le he tomado.
No soy muy fan del Kimchi cuando es muy picante —Kimchi es una preparación de vegetales fermentados, generalmente de coles o rábanos—, pero este Kimchi Stew sí que quedó muy bueno. Nos fuimos comiendo cada plato apenas lo preparábamos. Este me lo comí con gusto. Y hey, casi que me quedó igual a la foto del catálogo.
Stir Fried Glass Noodle and Vegetables
El segundo plato fue el Stir Fried Glass Noodle and Vegetables (Japchae 잡채 en coreano). Creo que fue mi favorito porque los glass noodles son mágicos. O por lo menos a mí me parece que lo son.
Eso sí son muy resbalosos para comer. Y yo más mala para comer con chopsticks sí que soy.
Spicy Stir Fried Pork
El último plato de la noche fue el Spicy Stir Fried Pork (Jeyuk Bokkeum 제육볶음 en coreano). Fue el más rápido de preparar, pero el secreto está en marinar la carne de cerdo mínimo por 2 horas. Antes de preparar el Kimchi Stew al inicio de la clase, habíamos marinado el cerdo y metido a la nevera.
La profesora no estaba mintiendo cuando dijo que estaría ahí por 2 horas y media. No pensé que la clase fuera ser tan larga, pero para mi sorpresa, ha sido la más larga en la que haya estado (aunque solo he estado en otras 3): ¡se demoró 4 horas!
Aquel pork lo preparamos a las 7:30pm. Ya para esa hora estaba repletísima. Pobre Fried Pork marinado, a puras penas lo probé…
Pero bueno, aunque salimos de la clase con unas libritas extras, me convencí un poco más de que la cocina puede llegar a ser divertida.
Sí, divertida, aunque todavía no sea buena en ella.
¿Quieres tomar esta clase de cocina?
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