Nuestro segundo y tercer día de visita en Barcelona estuvieron dedicados a Gaudí. ¡Y cómo no! Barcelona no sería Barcelona sin Antoni Gaudí, representante máximo del modernismo catalán.
Si has escuchado algo de Barcelona, o de los must do de esta ciudad, sabrás entonces que La Sagrada Familia y el Park Güell están dentro de los top 10. Estas dos, junto con otras cuantas, son obras excepcionales de este famoso arquitecto catalán que vivió hasta 1926. Siete de sus obras están consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; dos de ellas las visitamos oficialmente, y dos las admiramos únicamente (desde afuerita, ¡porque el bolsillo ya venía llorando!).
Visitamos la Sagrada Familia y el Park Güell, y admiramos la Casa Milà y la Casa Batlló. Antes de llegar a la ciudad, mi amiga coreana Hana, la que estaba de intercambio en Barcelona, me recomendó que comprara los tiquetes de entrada con anticipación. ¡Y sí que tenía razón! En especial para la Sagrada Familia, pues inclusive con tiquete y todo, la fila para entrar ya estaba atestada de gente.
Sagrada Familia
La construcción de dicha basílica comenzó en 1882, y al contrario de lo que podría creerse, todavía no está terminada. Es por ello, que la verás rodeada de grúas y andamios. Gaudí comenzó el proyecto cuando tenía 31 años y aunque no logró terminarla en vida, los planos que dejó, han sido la base para que otros artistas continúen con su admirable obra.
Compramos el tiquete en el sitio web oficial de la Sagrada Familia. El nombre del tiquete que escogimos se llamaba “las mejores vistas“, porque incluía visita a una de dos torres: pasión o nacimiento. La basílica tiene actualmente 8 de las 18 torres diseñadas por Gaudí; incluyendo la de la pasión y nacimiento donde es posible subir.
Como te toca comprar el tiquete para una hora específica, optamos por ir en el horario de medio día. Con tiquete en mano (impreso o digital), te dan un lapso de 15 minutos para entrar. Una vez adentro puedes quedarte el tiempo que quieras, pero eso sí, es indispensable llegar a la hora acordada.
Lo primero que hicimos durante la visita fue subir a la torre de la pasión. Allí, subes en ascensor pero bajas caminando. Guardé mi maleta en un locker (no te la dejan llevar por lo estrecho de la torre), y después de otros 15 minutos de espera nos subimos por fin al ascensor.
Desde lo alto de la torre, por unas ventanas pequeñas, puedes ver gran parte de la ciudad de Barcelona.Lo bueno de subir en elevador de a pocos, es que a los que estamos arriba nos da tiempo de caminar y de tomar fotos sin estar apachurrados de gente. Y claro, de bajar las estrechas escaleras de caracol tranquilamente.La basílica como tal es una obra majestuosa. Como verás en esta y otras edificaciones del artista, su inspiración la tomó de las formas de la naturaleza. Las dos características que más que gustaron fueron las columnas y los ventanales. Las columnas porque tienen forma de árbol y en el techo se ve cómo las ramas de lo que serían árboles crean la ilusión de un bosque encantado;
y los ventanales porque en un lado tienen los tonos del amanecer, y en el otro, los del atardecer.
A las afueras, la basílica cuenta con 3 simbólicas fachadas: la del nacimiento, la de la pasión, y la de la gloria. Los 3 momentos importantes en la vida de Jesucristo.Se tiene previsto que la basílica se termine de construir para el 2026, año en que se cumple el centenario de la muerte de Gaudí. ¡Pasaron los años y veremos! Me encantaría volver a verla ya toda completica.
Antes de seguir con nuestro recorrido gaudiense (sí, me acabo de inventar esa palabra) hicimos parada en un restaurante de comida colombiana.¡No imaginas las ganas que tenía de comer una gigante bandeja paisa! Acompañada de refajo, para rematar. Me sentí en el cielo. Sobretodo después de haber visitado la estupenda Sagrada Familia.
Desde allí caminamos al Paseo de Gracia (Passeig de Gràcia en catalán), una de las avenidas más importantes de la ciudad por su aglomeración de tiendas de lujo, áreas comerciales y destacadas obras de arquitectura modernista. Es una de las áreas que más me gustó. Excepto que fui un domingo, y las tiendas estaban cerradas. Se extiende desde la Plaza de Catalunya hasta la calle Mayor de Gracia y es allí donde se encuentran las dos casas de Gaudí que admiramos por afuerita (¡la entrada no bajaba de €20!): la Casa Milà y la Casa Batlló.
Casa Milà
La Casa Milà, conocida también como La Pedrera por parecer una piedra gigante ondulada y modelada por las olas de mar, fue construida entre los años 1906 y 1910 como un conjunto de residencias para Pere Milà y su esposa Roser Segimon. Ellos vivirían en uno de los pisos y rentarían apartamentos en los otros. En el año 1984 fue proclamada Patrimonio de la Humanidad y hoy en día es un museo y centro cultural.
¡Parece la casa de un cuento de los Picapiedra!
Casa Batlló
A unas pocas cuadras se encuentra la Casa Batlló, una construcción que también llama la atención por su ornamental libertad creativa. Gaudí fue contratado en 1904 por la familia Batlló para remodelar la residencia que hace poco había comprado pero que había sido construida en 1875. Para esta labor, Gaudí estuvo también inspirado por las formas de la naturaleza, tal como lo puedes ver en los balcones que parecen calaveras, la formas onduladas y el techo que recuerda a un dragón.
Wooooow!
La casa está ubicada en la cuadra conocida como la Manzana de la Discordia, nombre que viene de la mitología griega. Se denomina de esta manera porque a principios del siglo XX, 3 artistas del modernismo competían por tener la casa más bonita: Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí. ¡Vea pues! Fue nombrada Patrimonio de la Humanidad en el 2005 y es sin duda una de las obras más emblemáticas de Gaudí.
Park Güell
La última obra de Gaudí que visitamos fue el Park Güell. Fuimos allí al siguiente día en la mañana ya con nuestro tiquete en mano. Es el más alejado de todos, situado al norte de Gràcia y a unos 4km de la Plaza Catalunya.
El colorido parque surgió de la idea de Eusebi Güell de crear un área residencial para la aristocracia de la época. Güell contrató a Gaudí quien trabajó en el proyecto de 1900 a 1914. Desafortunadamente, el proyecto fue un fracaso comercial y fue abandonado. Gaudí alcanzó a construir 3 km de caminitos, una plaza y un par de casas. No se usó para el inicial propósito, pero para suerte de nosotros, es ahora un parque que todos podemos visitar.
La entrada al parque como tal es gratuita, pero al área monumental es de €7. Apenas ingresamos, pasamos a la Plaza de la Naturaleza desde donde se ve la linda ciudad.
Esas casas que ves ahí fue el par que Gaudí alcanzó a construir. La de la derecha fue concebida como conserjería para recibir a los visitantes de la urbanización, y la de la izquierda, sería la residencia del portero.
Dibujito para mi proyecto creativo de los 100 días
Otros de los lugares que componen el Parque Güell son este dragón-lagartija fuente ubicada en las escaleras monumentales…
Hey there!
y la Sala Hipóstila, con techo formado por pequeñas cúpulas y mosaicos de cerámica quebrada.
¡Sí que me gustan esos mosaicos de Gaudí!
Ahora si supongo que no te queda duda alguna de que Barcelona no sería Barcelona sin Gaudí. ¡Y cómo no visitarla! Presenciar semejante majestuosidad y creatividad en cada obra es adentrarse a un mundo mágico, de fantasía, y naturalista. La naturaleza es fuente de vida y de inspiración, y que mejor ejemplar de ello que las ornamentales obras de Gaudí.
Si quieres saber qué más hacer en Barcelona, aquí te comparto mi itinerario a pie por el centro histórico. ¡Con mapa y todo! Ah, ¿y has escuchado la canción “Barcelona” de Ed Sheeran? ¡Es muy buena, escucharla me dan ganas de volver a España!