Hace un par de años, durante mis primeros meses viviendo en Denver, me volví fanática del show The Voice. Ese concepto de voltear la silla por el talento, más no por la apariencia me parecía fascinante. Además, esa sensación de conocer a los participantes antes que los mismos jurados, me hacía sentir en ventaja. ¡Y claro!, ver al churrito de Adam Levine todos los lunes y los martes y presenciar el Bromance entre él y Blake Shelton no le caía ni mal a los ojos, ni mal al estado de ánimo.
Fue así, entre cuatro sillas ocupadas por cuatro jurados que rotaban al espichar un botón, que empecé a familiarizarme con géneros musicales que anteriormente no conocía de a mucho: el rock and roll y el country.
Cuando por cuestiones laborales nos quedamos en Tennessee por unos cuantos días, mi principal interés era aprender acerca de su música. Aquel estado es reconocido por su fuerte presencia musical —artistas como Elvis Presley y Johnny Cash surgieron allí— y, después de haber escuchado a Blake Shelton hablar de Nashville como el hub de la música country, me era claro que no podría salir de ella sin por lo menos ir a un bar o a un museo acerca de la música que muchos participantes de The Voice cantaban a grito herido durante sus minutos de fama.
Unos cuantos días en Memphis y Nashville fueron la visita musical indicada. Elvis Presley, Johnny Cash y hasta Taylor Swift hacen parte de la historia que prevalece en estas dos ciudades. ¡Aquí te lo cuento!
Memphis, el hogar del Rock and Roll
Sun Studio, localizado en la ciudad de Memphis, es reconocido por muchos como el hogar del rock and roll. Fundado en el año 1950 por Sam Phillips, tenía el objetivo de grabar a los músicos afro-americanos que tocaban blues y R&B en Memphis y otras regiones del país norteamericano. Así, Phillips trabajó con artistas como B.B King, Little Milton y Howlin’ Wolf. Sin embargo, al cabo de un tiempo, empezó a trabajar también con artistas “blancos” que tocaban música country, como lo fue Johnny Cash (verás la historia del country más abajito).
Unos años más tarde, Phillips soñaba con encontrar un artista blanco que combinara los sonidos tanto de los negros (el blues), como de los blancos (el country). Algo así como una fusión de blues y country. En esa búsqueda fue que encontró a Elvis Presley. Aunque los primeros intentos de Presley por grabar en el estudio no habían revelado el talento y éxito que más adelante traería consigo, él siguió persistiendo y asistiendo al estudio.
Al final de una de las grabaciones, específicamente la del 5 de Julio de 1954, Phillips había quedado decepcionado con el resultado. Sin embargo, para alegría del público, ese fue el día que llevó a Elvis al estrellato. Antes de irse aquella tarde, improvisó, junto con uno de los otros músicos que andaban allí ese día, la canción That’s All Right de Arthur Crudrup. Phillips, ¡quedó encantado con su versión! y el mundo se enamoró de este nuevo género que se creó: el rock and roll.
Aunque para muchos la primera canción de rock and roll fue Rocket 88, canción compuesta por Ike Turner y Jackie Breston & His Delta Cats, la llegada de Elvis fue el hito que marcó la historia de la música. Tanto así, que se le conoce como el Rey del Rock and Roll.
El Studio es hoy en día museo durante el día, y estudio de grabación por la noche. En el recorrido dentro del pequeño Sun Studio, hay dos cosas que en particular llamaron mi atención: el micrófono (un Shure 55 Unidyne) que utilizó Elvis en sus primeros años de estrellato, y el piano que utilizó Jerry Lee Lewis.
Siendo una cantante frustada y una pianista que dejó el piano en el olvido, quise pretender que, por lo menos, en alguna otra vida podría llegar a ser una artista.
En 1956, cuatro artistas coincidieron por puro azar en Sun Studio al mismo tiempo: Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Carl Perkins y Johnny Cash. Y así como la improvisación de Elvis fue la que lo llevó al estrellato, la improvisación de estos cuatro artistas aquel día, los llevó a grabar una serie de canciones que serían reconocidas a nivel mundial como el Cuarteto del Millón de Dólares (Million Dollar Quartet).
Nashville, el hub de la música country
Carrie Underwood, Blake Shelton (el jurado de The Voice del que no hago más que hablar), Taylor Swift y Kelly Clarkson son artistas country famosos en este siglo XXI. Aunque el country tiene sus raíces en la ciudad de Bristol (de Tennessee también), Nashville se ha considerado como la capital de la música country. Allí, es donde reside el Hall of Fame dedicado a este género musical.
Hacia los años 1920, los norteamericanos que poblaban las áreas rurales del sur de dicho país, le dieron inicio a un género musical que combinaba música folclórica europea (irlandesa en su mayoría), blues y gospel (música religiosa). En ese tiempo, a dicho nuevo género se le conoció como hillbilly. No fue sino hasta los años 40 que se le empezó a conocer como música country. Entre los instrumentos que se usaban originalmente se incluyen los de cuerda: guitarra, banjo, contrabajo y violín; e igualmente el acordeón (¡como en el vallenato!) y la armónica. Hoy en día las guitarras eléctricas y no eléctricas, bajo eléctrico y teclados acompañan a los artistas country.
La historia cuenta que fueron la Familia Carter y Jimmie Rodgers quienes le dieron punto de inicio a este género musical en 1927 después de grabar el primer disco hillbilly. Desde aquella época hasta hoy en día, el country ha pasado por varias fusiones y se ha dividido también en varios subgéneros. En los años 40, Hank Williams popularizó el género; en los años 60 artistas como Johnny Cash y Elvis Presley (sí, Elvis también fue artista country) introdujeron ritmos del rock and roll creando así una fusión country conocida como rockabilly; a finales de los 60 el country acompañado del rock creó el Southern Rock; en los 70 y 80 el country-pop y el country-rock estaban de moda; y, hoy en día, el country-pop es el género country más conocido.
Una de mis partes favoritas de la música es aquella de componer canciones. Contar historias y transmitir un mensaje que nos haga sonreir o llorar envuelto en una melodía, es una tarea admirable.
En el centro de Nashville nos encontramos con el lugar ideal para escuchar no solo música, sino cantautores: The Listening Room.
5 Amigos se subieron al escenenario y, por 2 horas, cantaron y tocaron sus propias canciones. Definitivamente, fue el mejor plan nocturno en la capital de la música country: ¡Nashville! (Bueno, también me probé una botas vaqueras y comí muchos biscuits con gravy).
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Así pues, la próxima vez que vea el programa musical que me ha acompañado desde mis primeros días viviendo en el exterior —The Voice—, tendré una mejor idea del por qué lo jurados deciden espichar el botón y girar la silla del I want you.
See ya next week, y’all!