Este post hace parte de la serie Matrimonio Mixto en Colombia. Si quieres leer el post #1 acerca de los documentos necesarios, ve aquí. Si quieres ver el video que lo resume todo, ve aquí.
Ha llegado el día del matrimonio. Después de coordinar la ceremonia y la recepción (sin wedding planner), el estrés existencial de que todo salga perfecto, sigue con nosotros. Me levanté a las 5am sin poder dormir por culpa de la ansiedad.
Tradición Colombiana
Hay una tradición que se sigue en Colombia -también en otros países hispanoamericanos- según la cual el día de la boda se deben usar 4 elementos:
- Algo nuevo: simboliza la nueva vida de casada que está por comenzar.
- Algo usado: simboliza la continuidad con lo anterior, y que los lazos familiares y de amistad no se rompen, sino que se transforman para adaptarse a la nueva vida de casada.
- Algo azul: simboliza la pureza y la fidelidad.
- Algo prestado (algunos dicen que es robado): simboliza la amistad y el amor de nuestros seres queridos.
En mi caso, utilicé: mi vestido para lo nuevo; la liga para lo azul, y el tutú que se usa debajo del vestido para lo usado y prestado.
Otro detalle muy importante, que es costumbre en muchas otras culturas, es que el novio no debe ver a la novia con el vestido antes de la ceremonia, pues se dice es de mala suerte. Al parecer, esta tradición viene de épocas antiguas cuando los matrimonios eran arreglados. Así, era mejor que el novio no viera su futura esposa para evitar que no cerrara el trato.
Estando en el mismo hotel, yo no pude salir de mi habitación hasta que Brendon ya se había ido hacia la iglesia.
Alistándome
No soy de las que usa mucho maquillaje, pero para esta ocasión, algunos colorcitos en la cara no pueden faltar. ¡Y claro!, arreglarse el pelo es imprescindible. Estaba en Cartagena, la mina de oro de las bodas de destino en Colombia, y tuve solo estas dos opciones:
- Ir a la peluquería por toda una tarde, o
- pagar extra para que la estilista me llegara a la puerta del hotel.
Me decidí por la segunda opción, y a las 2:00pm llegó la estilista. (Se necesitan 4 horas… ¡4 horas! para arreglarse).
Tuve todo listo:
Los zapatos,
el vestido
y el ramo.
A la liga ¡no le tomé foto!
Empezamos por cepillarme el pelo. Cartagena durante mayo es supremamente húmedo, y aunque me hubiera encantado poder tenerlo un poco suelto, decidí hacerme un recogido… ¡para no quedar como coco bajado a piedra a mitad de la celebración! (como decía mi abuela).
Mientras tenía los rulos en el pelo, empezamos con el maquillaje.
Luego seguimos con el recogido del pelo…
Y… ¡nos pusimos el velo!
Y también el vestido… de abajo para arriba. La abotonada tomó 20 minutos.
Me subí en los zancos. ¡De alguna manera me tenía que ver más alta!
Y ¡quedé lista!
Mis madrinas llegaron y celebramos con un brindis… casi que no puedo abrir esa botella
Por el lado de los hombres
¡Tomaron whisky!
Eso es lo bueno de ser hombre… ¡no necesitan maquillaje ni recogerse el pelo!
A lo último, llegó mi papá para recogerme y llevarme a la ceremonia…
¿Quieren ver la continuación de esta historia? Sigan ahora con La Ceremonia, La Recepción, y ¡el video!
Fotos: Iáfa Cac, Chris Hawkins
