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Corea y mi historia de amor con el arte

Si había una materia del colegio en la que con frecuencia yo me rajaba, era arte. La clase era generalmente los lunes de 1pm a 3pm, lo que significada que cada domingo en la noche podrías encontrarme en mi casa pataleando de frustración en medio de mis intentos de trazar, pintar, colorear o cualquier otra cosa que involucraba la clase de arte. Mi hermano, mi papá y mis amigas fueron partícipes de mis proyectos para aquella clase, pues con lo mala que era, no había más remedio que recurrir a ayuda a escondidas de la profesora.

Sentí un alivio inmenso cuando ya por fin me gradué del colegio. ¡No tendría que recibir más clases de arte! Y eso sí que era quitarse un gran peso de encima. Estudié administración de empresas, carrera en la cual las manualidades no eran necesarias. Eso sí, debo aclarar que el arte de escribir si siempre me había gustado. Pero esa arte de escribir no era la que se recibía en la clase de arte, desafortunadamente.

Pasaron los años, años en los que salí de Colombia, me casé con un gringo, viajé y quedé varias veces como un zapato en el exterior gracias a mi reducido inglés. 10 años después de haberme graduado del colegio resulté viviendo en Corea del Sur, destino que ni se me había pasado por la mente. Ja, pero bueno, desde que me casé, he hecho cosas que no hubiera hecho en otras circunstancias: volar en parapente, escalar un edificio a la intemperie, comer gusanos… Mejor dicho, locuras que uno hace por amor.

Hablando de viajar y vivir en el exterior, es importante reconocer que cada lugar que visitas te cambia tu forma de percibir el mundo. Aprendes cosas de ti que antes ignorabas. Tus gustos cambian, evolucionan. Encuentras nuevas pasiones. Abres tu mente a nuevas posibilidades. Entiendes nuevos puntos de vista. Adquieres conocimiento, pero a la vez, te das cuenta de cuánto ignoras del mundo.

Cuando estuve viviendo en Tailandia por dos meses, por ejemplo, aprendí la importancia de la respiración por medio del yoga y el masaje tailandés. Yo que soy nerviosa y gallina para muchas cosas, encontré que concentrarme en la respiración (inhalo-exhalo) en momentos de tensión ayudaba a aliviar mis nervios. Durante mis 3 años viviendo en Denver, descubrí mi gusto por la cerveza artesanal. Probar de a sorbitos los distintos sabores que la cerveza puede tener y entender su proceso de producción, fue algo que Denver me regaló. Y ahora que me encuentro en Corea, mi visión hacia el arte ha dado un giro de 180 grados. Cosa que no creía posible hace 10 años.

Ya ves, los coreanos son muy dados hacia el dibujo, la caligrafía y el diseño. Mis días en la capital coreana están llenos de estimulaciones visuales que irradian ternura. Poco a poco, sin darme cuenta, las habilidades artísticas que requieren todos esos anuncios callejeros, magazines y caricaturas me fueron hipnotizando.

 

Have you ever seen a giant hipster dog? 🐶🎩Well… now you have! 😁🐾 #hipster #koreanstyle

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La escritura y el arte

Mi gusto por escribir me inició en esta travesía del arte por medio de la escritura a mano. Después de no tener un cuaderno por 5 años —teniendo esposo en pro de la tecnología me acostumbré a tomar nota únicamente en el celular—, compré uno donde escribir notas acerca de la vida cotidiana y mi vida viviendo y viajando en el extranjero. Tal cual lo haces en un journal.

***Nota: Aunque la traducción de journal en español es diario, para mí estos dos representan dos cosas diferentes. Me gusta referirme a este como journal porque tiene la raíz de la palabra journey, de aventura, de viaje, de travesía. 

Fue en ese entonces que me dí cuenta que mi letra estaba terrible y me propuse a mejorarla. Me fui a comprar nuevos esferos y descubrí el increíble mundo de la papelería coreana —Corea es uno de los países con la mejor oferta de papelería en el mundo junto con Japón. Cuadernos, marcadores, esferos, stickers, washi tapes. Un paraíso para los ojos pero no para el bolsillo. Pobre mi esposo— imprimí unas planas gratis en internet, y comencé a practicar.

En este mismo camino de aprendizaje, descubrí también un arte que ni sabía que existía y que ha tomado mucha popularidad en los últimos años: la caligrafía, el brush lettering (escribir con marcador o pincel) y el art journaling.

Empecé así a practicar brush lettering. Con todo esa estimulación visual que recibía en Corea y con todos esos artículos de stationery que compraba como loca, quería poder crear cosas tiernas y coloridas por mí misma.

Hasta me animé a tomar una clase de caligrafía coreana

El journal terminó siendo la actividad perfecta para practicar todas esas nuevas cualidades artísticas que deseaba desarrollar y me permitía, de igual forma, experimentar nuevas locuras.

Cada día me interesé por hacerlo más colorido y llamativo a los ojos. Quería poder releer estos cuadernos llenos de historias y divertirme en el proceso.

Una de mis debilidades siempre ha sido el dibujo. Todo lo que hacía terminaba siendo un mamarracho. Si te fijas, mis journals casi no tienen dibujos hechos por mí. Los stickers se convirtieron entonces en el mejor recurso a la hora de agregar ilustraciones a mis historias.

El proyecto creativo de los 100 días

A finales del año pasado compré el libro Draw Something Everyday que incluía 365 páginas. En cada una de ellas, debías hacer un dibujo por día. Quería aprender a hacerlo, pero pasaron 6 meses donde aquel libro permaneció guardado en mi estantería recolectando no más que polvo todos los días… Sin ideas de cómo iniciar ni qué dibujar, me sentía estancada.

Lo bueno de esta situación es que ya hace rato venía siguiendo los inspiradores escritos de la colombiana Carolina Chavate, y gracias a ella descubrí, entre otras cosas, el proyecto creativo de los 100 días. Un proyecto en Instagram donde personas de todo el mundo se comprometen a crear algo a diario, ya sea un dibujo, una receta, una canción, un baile… lo que sea, y compartirlo con el Hashtag #the100DayProyect y una Hashtag propia.

Fuente: The Great Discontent Invitación al proyecto año 2015 

La edición del proyecto para el año 2017 estaba por comenzar en abril, y fue en ese mes que por fin me animé a usar el libro del Draw Something Everyday. El proyecto va del 4 de abril al 12 de julio y, sin lugar a dudas, es todo un reto para mí. Decidí participar en aquel proyecto creativo con el Hashtag #100daysoftraveldoodles, representando por medio de dibujitos lugares a los que he viajado, souvenirs de distintas parte del mundo y cosas peculiares que encuentro aquí en Corea.

Para darte unos ejemplos:

Todos los dibujos los puedes encontrar en mi Instagram y bajo el Hashtag de #100daysoftraveldoodles. También he recopilado algunos de ellos en este artículo sobre qué puedes lograr en 100 días para animarte a desafiarte diariamente.

Veremos hasta donde me lleva este amor por el arte que me ha regalado Corea, el país del cute! Y veremos también como mi esposo, el pro tecnología y anti análogo, se acostumbra a tener montañas de papeles, cuadernos y materiales de arte por toda la casa.

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5 comentarios en “Corea y mi historia de amor con el arte”

  1. Pingback: Andrea, una Colombiana 'Abroad' por Amor. | Entre Colombianas y Letras

  2. Avatar

    Hola andrea acabo de registrarme y me parece sùper tu blog y tu pagina en facebook, yo tambien soy colombiana (Bogotá) y vivo en denver, cuando quieras hablar y tomarte un tintico colombiano te espero¡¡¡¡ ;)

    1. Avatar

      Hola, Nasly! Gracias por registrarte y ponerte en contacto! Qué bueno que vivas en Denver… mi segundo hogar! Cuando vuelva por allá me encantaría que nos tomáramos un tintico :) Saludos!

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