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Pasando la noche en un Ryokan japonés

Para algunos, el hospedaje al viajar no tiene relevancia con tal de que ofrezca una cama donde descansar. Para otros, en cambio, el hospedaje puede hacer de la estadia una pesadilla o una maravilla. Habiendo tenido experiencias no placenteras en lo que a hospedaje respecta, hoy en día éste es de gran importancia para mí. Organizando nuestro viaje a Japón, me topé con la recomendación de quedarse en un ryokan como parte de la cultura local. Sin pensarlo más de 3 veces, decidí que sería una buena idea pasar una noche en uno de los tantos ryokans ubicados en Kioto.

¿Y qué es un ryokan? Se preguntarán. Antes de mostrarles cómo es quedarse en uno de ellos, empecemos con aclarar qué es y con un poco de su historia.

¿Qué es un Ryokan?

Un ryokan es un alojamiento tradicional japonés. En los años 1700, con el incremento de desplazamientos de los locales dentro del país, hubo una creciente necesidad de hospedaje a corto plazo. Como resultado, casas tradicionales japonesas ya existentes y nuevas edificaciones se adecuaron para recibir a aquellos viajeros dándole inicio al ryokan como alojamiento. Hoy en día, alojarse en un ryokan se considera una experiencia de “lujo”, pues, además de recibir la hospitalidad japonesa y de disfrutar de su arquitectura y arte, tendrás la oportunidad de dormir, comer, vestir y tomar un baño de una manera auténtica.

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Al igual que un hotel, el check in en un ryokan se hace alrededor de las 3 pm y el check out a las 10 am del siguiente día. Con menos de 24 horas para disfrutar, y con bastantes dólares que pagar, decidimos quedarnos todo el tiempo en el ryokan y optamos por comer también allá.

¿Cómo es quedarse en un Ryokan?

El ryokan es un alojamiento muy particular. Tan particular, que apenas llegas y te chequeas, una camarera (conocida como Nakai-san) te acompaña a tu habitación para darte las indicaciones de qué hacer y cómo dormir.

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La habitación por su parte, está compuesta de puertas corredizas (fusuma) y de ventanas corredizas (shoji) hechas con papel de arroz lo cual permite adaptarla fácilmente a distintas situaciones. Además, el papel translucido del shoji le da un aspecto amañador a toda la habitación. El piso está conformado por tatami o esteras. Dichas esteras son hechas de paja entrelazada, miden alrededor de 1 metro de ancho por 2 metros de largo, y tienen su borde cubierto con una tela que es generalmente verde oscura. El tatami es supremamente importante en la arquitectura japonesa, tal es el caso, que la medida de las habitaciones se miden dependiendo de la cantidad de tatamis que esta contenga.

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Eso sí, antes de entrar a la habitación, deberás quitarte los zapatos.

Habitación

En nuestra reciente estadía, nos hospedamos en la habitación familiar. Aquella, tenía dos espacios, cada uno de 9 tatamis (las demás habitaciones tenían solo un espacio de 9 tatamis).

En el primero, se encontraba una mesa baja de madera (zataku) acompañada de sillas sin patas (zaisu) y cojines sobre ellas (zabuton). En algunos ryokans, la comida te la traen y sirven en esta mesa. Sin embargo, en nuestro caso, la comida fue servida en un restaurante comunal en el primer piso. Lo que sí teníamos en la habitación, era una tetera con varios tipos de té y sus respectivas tazas para tomar.

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Si no estás acostumbrado a sentarte en el piso, puede que todo el concepto de zataku, zaisu y zabuton no sea tu cup of tea (it’s not my cup of tea es un refrán en el inglés americano que se refiere a algo que no es de tu preferencia). Por ejemplo para Brendon (el gringo), sentarse en la mesita no fue su cup of tea. ¡Aunque sí tomó mucho té!

En el segundo espacio, estaban los futones: colchas que se ponen directamente encima del tatami para dormir. Vienen en tamaño sencillo, así pues, esa noche, Brendon y yo dormimos técnicamente separados. Sorpresivamente, dormí muy cómoda en el futon.

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Dentro del ryokan, utilizas una yukata (kimono de algodón) que ellos mismos te proveen. Para caminar por fuera de la habitación, te dan unas sandalias de madera (geta) o de cuero (setta). Cosa rara —teniendo en cuenta que Brendon es un gigante para Japón— fue que la yukata me quedó a mi grande y a Brendon le quedó a la medida.

Áreas Públicas

En cuanto a las áreas públicas, están el onsen o baño termal público, el jardín y el restaurante. El ryokan está muy ligado con el concepto de relajación, es por eso que en él encontrarás un jardín y un baño comunal (parecido a un jacuzzi) en el cual descansar.

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Onsen son las aguas termales de origen volcánico que se encuentran en Japón. Por su naturaleza, están localizadas en las áreas rurales a las afueras de la grandes ciudades. Como nuestro ryokan estaba en todo el centro de Kioto, el baño comunal que teníamos no era propiamente un onsen. Eso sí, el agua se mantenía con una temperatura de más de 80 grados centígrados.

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Había un baño exclusivo para mujeres y otro para hombres. Por regla, se debe entrar desnudo a aquel baño y tomar una ducha es imprescindible antes y después de entrar al “jacuzzi”. Para ello, debes estar sentada en la banquita blanca y utilizar los productos de limpieza que ellos mismos te dan. ¡Ha! me tomó tiempo descifrar cómo era la jugada aquí. Pero estuve de suerte, porque estaba solita ¡y lo tuve todo para mí!

Si quieres tener un legítima experiencia de onsen, te recomiendo quedarte en un ryokan en un área rural. Debe ser aún más relajante estar en medio de la naturaleza.

Comida

En algunos ryokans, la comida ya viene incluida. En otros, como el nuestro, tienes la libertad de optar por comer ahí o no. Con el deseo de conocer las comida tradicional japonesa, decidimos saborear su cena y desayuno.

La cena fue servida a las 7:00 pm (¡en punto!). Como a los japoneses les gusta la comida muy fresca, los ingredientes para la cena los compran horas antes de servir manteniendo un inventario muy escaso. Por eso, si quieres comer dentro del ryokan tendrás que hacer tu reserva con anticipación (a no ser que ya venga incluida).

La comida que sirven se conoce como Kaiseki, y es una cena que incluye entre 8 y 15 platos. Aunque parece que fuera mucha comida, cada uno de los platos es de tan solo unos cuantos bocados. Entre ellos, puedes encontrar sopa de miso, tempura, sashimi, vegetales, tofu, pescado…

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Vale aclarar que comer estos platillos con chopsticks fue toda una travesía: pequeños y resbalosos ¡se me caían cada nada!

Más que el sabor, lo que me llamó la atención de esta cena fue la presentación. De hecho, la comida está servida de tal manera que represente las formas que se encuentran en la naturaleza. Algunos de ellos, vienen servidos con florecitas.

El desayuno de la mañana siguiente fue servido a las 8:00 am (en punto también) y contó con varios platos: tofu, salmón, omelet, vegetales, sopa de miso y arroz. La cantidad para mi fue suficiente, para Brendon… no de a mucho.

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¿Cuánto cuesta quedarse en un Ryokan?

Considerados como estancias de lujo, los ryokans tienen un precio elevado. Aunque existen algunos más modestos y unos extra lujosos, el promedio por noche por persona incluyendo desayuno y cena está entre USD$120 y USD$250.

Ahora sí, ¿vale la pena quedarse en un Ryokan?

Antes de contemplar la estancia en uno de ellos, debes definir 3 importantes aspectos:

1) Presupuesto: teniendo en cuenta que quedarse en un ryokan requiere de un mayor presupuesto al que de pronto estás acostumbrado, evalúa si tu bolsillo lo permite. Nosotros decidimos que una noche sería suficiente y, para el resto de nuestra estadía en Japón, reservamos apartamentos pequeños en Airbnb; mucho más barato e incluyen wifi portátil.

2) Choque cultural: Como habrás podido ver, quedarse en un ryokan es muy diferente a quedarse en un hotel. Como llevo viviendo casi un año en Corea, no se me hizo nada raro tener que quitarme los zapatos a la entrada, comer comida que su nombre ni entendía y tomar mucho té (lo que me encanta). Además, es un ambiente en el cual deberás resguardar silencio, utilizar un ropaje en el que puede que no te sientas cómodo y dormir en un futón en el piso.

3) Comida: uno de los importantes aspectos en un ryokan es la comida. La cena Kaiseki y el desayuno contienen platos tradicionales que seguramente no serán amigos de tu paladar. Más allá de su apariencia y de la atención que recibimos en el restaurante, la comida no fue mi favorita. En vez de ello, preferiría comer uno de estos platos japoneses que describo en este artículo. ¡Esos sí que son deliciosos!

¿Me volvería a quedar en un Ryokan?

Para mí, una vez fue suficiente. Japón es un país que tiene muchísimas cosas que explorar y, habiendo calmado mi curiosidad de ryokan, por ahora, no necesito de una estadía más (¡a no ser que tenga un verdadero onsen o que sea gratis!).

Y tú, ¿ya te alojaste en uno?

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2 comentarios en “Pasando la noche en un Ryokan japonés”

  1. Avatar

    Hola Andrea.
    Me ha encantado tu artículo, y me identifico mucho con tu estilo de vida. No porque sea igual, sino porque eso sueño xD
    Nueva suscriptora :) Saludos desde Cartagena

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